ncias de la denominada sociedad de consumo evolucionan al mismo tiempo que las grandes compañías que dominan este negocio millonario: la compulsiva manía de cambiar el celular por uno con mayores ventajas (vinculadas con avances tecnológicos) hace que el circulo vicioso satisfaga tanto al usuario como a las marcas líderes. Unos pueden lucir sus novedosos -y costosos- artefactos. Otros cuentan y amontonan billetes en nombre de la comunicación.Solo entre las empresas Claro y Movistar suman un total de 1018 millones de dólares en inversiones para este 2008 en Argentina. El capital tiene como principal destino la modernización de la redes de telefonía celular con el fin de apaciguar los numerosos reclamos que reciben en sus oficinas de atención al cliente, debido a inconvenientes de señal en los aparatos u otras fallas relacionadas con los trasmisores centrales (antenas de largo alcance).
Pero basados en la realidad de que la gente ya no busca teléfonos solo para hablar, sino que también pretende cada vez mas servicios adicionales de datos y entretenimientos, los dueños del mercado han convertido a los nuevos celulares en aparatos polifuncionales, generando la tendencia de q
ue lo considerado moderno el mes pasado, hoy ya puede ser “viejo” o estar fuera de moda. Por esa razón, firmas como Nokia, Motorolla, Sony Ericsson y Alcatel presentan cada bimestre nuevas unidades que incluyen en su abultado precio el privilegio de ser la novedad del momento.El tercero de los grandes destinos presupuestarios para estas empresas es la publicidad. Las grandes ciudades del país se ven inundadas de propagandas en la vía publica, materializadas en afiches o gigantescos carteles en las autopistas que pregonan las últimas atracciones. Desde la TV, las tiras diarias muestran a sus protagonistas utilizando constantemente sus celulares como principal medio de contacto para con sus allegados; un intento de universalizar su utilización y mostrar en out al que no simpatiza con el fenómeno.
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