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jueves, 22 de noviembre de 2007

Calles de areko

La mas larga es Bolívar. La mas ancha la Irigoyen. Tal vez la mas siniestra sea Alberdi, e incluso Guido, la mas triste. Todas ellas son calles del pueblo y representan a los puntos mas bellos del lugar: sus brazos se extienden por toda la superficie conformando el esqueleto estructural de la ciudad, en el que conviven impactantes perspectivas, árboles, perros y sobre todo individuos.

veredas

La medida de los andariveles que costean el perímetro de las casas es llamativa, y esa peculiar angostura de las veredas se destaca dentro del paisaje urbano. Pero las estrechas sendas no lo son todo.
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Por las noches, los austeros focos que iluminan la calzada ofrecen una tenue luz amarilla que solo permite radios escasos de luz, pequeños. El chorro de luz se desvanece en la cruda noche, y debido a la potencia o antigüedad de los faroles públicos, el circulo que proyectan se limita a iluminar lo mas cercano. Hasta el siguiente foco reina la oscuridad, el misterio. Este paisaje, visto desde un sitio que facilite una extensa perspectiva, sumerge al curioso que intenta rescatar una postal distinta de su ciudad.
Es destacable también la Avenida Reflexión. Este es el nombre de fantasía de la calle General Paz, en el tramo comprendido desde Av. Smith hasta Arellano. El apodo de ficción surge por los reiterados flashbacks que gran número de personas conciben entre esas cuadras al menos una vez por semana. Al ser General Paz la calle mas cercana a la Terminal de colectivos, la totalidad de los viajantes que regresan a areko deben transitar varios metros por sus veredas para poder llegar a las respectivas casas. Mientras caminan por esta vía de desagote, los estudiantes o trabajadores que concurren periódicamente a Buenos Aires reflexionan acerca de la semana que acaban de vivir: sus logros, aciertos, momentos agradables, errores, etc. Todo ello combinado con la siempre tibia experiencia de llegar a areko otra vez y, de apoco, ir introduciéndose en el casco histórico. Además, Avenida Reflexión ofrece -a lo largo- una sensación tubular generada por la perspectiva de los árboles; una especie de túnel introspectivo que muestra una salida lejana y confusa.

La subida del Zerboni es realmente impactante. Sus dimensiones e inclinación responden al formato de alguna ciudad sureña con médanos y montañas, no al de un poblado de planicie. Al igual que gran parte del paisaje arequero, por la noche esta subida cobra un matiz especial, lo que la hace noctámbula-disfrutable.
Todas ellas son calles de Areko. Con sus aspectos de pueblo, de urbe chica en desarrollo, invocan profundos sentimientos y son disfrutadas por los habitantes.

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