Aquellas señalizaciones que prohíben el paso de camiones con carga por el interior del casco histórico son fácilmente burladas, y la evidencia está en los pozos y rajaduras del pavimento de las principales calles de la ciudad, que dificultan el transito causando el enojo de los que "dejan" su auto en algún bache.
En el Parque San Martín existe un cartel que reúne una especie de combo de prohibiciones, en donde jugar a la pelota o circular en bicicleta representa un verdadero atentado a la tranquilidad pretendida por los estructurados avisos. Es una chapa blanca que amontona varias acciones encerradas y tachadas con un círculo rojo, que en mas de una ocasión ha sido increpada por algún joven en compañía de su aerosol, dejando en claro su disgusto con la medida. Varias de esas pintadas se trasladan luego a las blancas paredes del anfiteatro y de su palomar, dando un aspecto de abandono que afecta la imagen de uno de los rincones mas bellos de la ciudad, al menos para el turista que visita Areco. Sin embargo, allí no hay ningún cartel que advierta a los vándalos del aerosol.
Carteles de prohibiciones sobran. Algunos respetan cierta coherencia, otros, parecen ser restricciones a la libertad. Tal vez lo que ahora falte sea que los habitantes del pueblo empiecen a respetarlos.
Fragmento de nota publicada x KdlQ en
Primera Fila / semanario Zonal / junio 2006
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